La Ilustración, es el
movimiento filosófico, político, literario y científico que se desarrolló en Europa y sus colonias a lo largo del
siglo XVIII, dando lugar al Siglo de Las Luces. Representó una importante
modernización cultural como resultado del
progreso y de la difusión de las nuevas «Ideas» y de los nuevos conocimientos científicos, lo que llevó al intento de
transformar las caducas estructuras del Antiguo Régimen. En este artículo pretendemos dar a conocer todo lo relativo a
La Ilustración-Siglo de las Luces, Características, Representantes, Ideas Fundamentales, etc., todo acompañado por un ilustrativo reportaje fotográfico, empecemos cuanto antes.
Características de la Ilustración
La Ilustración nace en Gran Bretaña, donde algunos de los rasgos fundamentales del movimiento se dio antes que en otro lugar,
pero donde realmente se asentó fue en Fracia, donde la admiración por la cultura y las tradiciones inglesas, fueron difundidas por Voltaire, produciéndose en este momento su cuerpo ideológico,
el enciclopedismo, con sus principales representantes como Montesquieu, Diderot, Rousseau, Buffon, etc.
La ilustración poco a poco se extendió hacia otras zonas europeas a lo largo del siglo XVII, llegando a países como los Países Bajos, Italia, España, Polonia, Rusia, Suecia, etc. e incluso llegó a las colonias americanas.
Es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como
la culminación del racionalismo renacentista. La Ilustración es la crítica que adopta la burguesía frente al orden ya establecido. Las características de la Ilustración son las siguientes:
- Búsqueda de la felicidad
- Creencia en la bondad natural del hombre
- El Optimismo
- El Laicismo
El ideal de la Ilustración es
la naturaleza a través de la razón, aunque en realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en clara oposición con lo sobrenatural y lo tradicional. El Ilustrado llegaba al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la Revelación.
La razón también podía llevarle a Dios creador del orden universal o bien en no creer en principio Supremo alguno. Por ello, la mayoría de los ilustrados eran deístas, aunque o sencillamente ateos.
La Ilustración tomó el nombre de Enciclopedia en Francia y en los países latinos, y el de Aufklärung en las naciones germánicas.
El Racionalismo
El Racionalismo es sin duda la palabra más utilizada en el siglo XVIII tanto en la literatura, como en la filosofía y en la ciencia. Gracias a los intelectuales de éste siglo se llegó a conecer a su época con el nombre de
«El Siglo de las Luces», donde las luces son la luz de la lógica y de
la inteligencia que debe iluminar el mundo.
Características del Racionalismo Ilustrado
Se da enorme importancia a la razón, criterio por el cual,
el hombre puede comprenderlo todo a través de su inteligencia, es real sólo lo que puede ser entendido por la razón o razonado. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso e inútil.
Este racionalismo
llevó a la lucha contra las supersticiones, la religión da paso a la razón, por eso en este siglo termina la denominada “caza y quema de brujas”.
En el campo de la religión,
la postura racionalista hizo que apareciese el deísmo, una concepción que compartían la mayor parte de los ilustrados, afirmando la existencia de un Dios creador y justo, pero consideran que el hombre no puede entrar en contacto con la divinidad, y por tanto no sabe nada de ella.
Los deistas rechazan las religiones reveladas, pero al mismo tiempo practican la tolerancia religiosa, pues si todas las religiones valen lo mismo, todas deben ser permitidas.
Búsqueda de la Felicidad
Se tiene la convicción de que
la Naturaleza ha creado al hombre para que sea feliz. Pero de acuerdo con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea auténtica,
debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad. Cuando los ilustrados citan la igualdad, no hacen referencia a la igualdad económica, sino a la política y legal, es decir, igualdad ante la ley y la justicia.
La tiranía de los monarcas absolutistas y los señores feudales, la ignorancia de un pueblo sin educación, y las supersticiones que dicha ignorancia y la fuerte influencia de la Iglesia provocaban.
Creencia en la Bondad Natural del Hombre
Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza.
Las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida a la Revolución francesa, el desarrollo de las teorías republicanas y el crecimiento del nacionalismo.
Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos frases más célebres, una contenida en El contrato social,
«El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado», la otra, presente en su Emilio, o De la educación,
«El hombre es bueno por naturaleza», de ahí parte su idea de la posibilidad de la educación.
El Optimismo
El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta que lo hace todo bien donde no hay errores, por lo tanto existen motivos para ser optimista.
Por otro lado,
se considera que la historia supone la evolución progresiva de la humanidad, es decir, que el hombre con el transcurso de los siglos se va perfeccionando continuamente, ya que va acumulando historia, por lo que llegará el momento en que se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.
El Laicismo
La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa. Una cultura al margen del cristianismo, y en algunos aspectos anticristiana. Esto tiene su explicación en cierto rechazo por parte de la Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una clase que, desde su aparición, vive del comercio, del préstamo con interés y del lucro.
Todavía en el siglo XVIII nos encontramos con teólogos que consideraban al préstamo con interés como usura, con moralistas que seguían hablando de ganancias ilícitas y con eclesiásticos que predicaban que era más fácil salvarse a un hombre dedicado al ocio, que no al comerciante.
La disolución de la Compañía de Jesús
Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas, así los ilustrados nunca hablan de caridad (amor al prójimo por amor a Dios), sino que emplean la palabra filantropía (amor al hombre por el hombre mismo).
El carácter no religioso de la Ilustración se nota también en las lecturas de la época. En el siglo XVII los libros que más se editaban eran las vidas de santos y las obras de piedad, en cambio en el siglo XVIII las obras más editadas son de filosofía, ciencias naturales y apenas libros religiosos.
Ideas Fundamentales de la Ilustración o El Siglo de las luces
El hombre se plantea nuevas interrogantes, bajo el dominio de
la razón, desprecia todo lo que tiene que ver con el pasado, las viejas creencias. El hombre ilustrado es un
hombre iluminado que se enfrenta a las doctrinas inamovibles de la iglesia y se preocupa por
buscar conocimientos a través de las nuevas formas de pensamiento. Este movimiento de iluminación de la mente de las nuevas formas de pensamiento fue lo que llevó a denominar a este siglo como
«El Siglo de Las Luces».
Pasamos a ver cuales eran las Ideas Fundamentales de la Ilustración
- La razón es el único medio para conocer la verdad.
La razón y el progreso, constituyen el camino para alcanzar la felicidad. Sirve de guía frente a la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. El autor que criticó con mayor vehemencia la intolerancia y el fanatismo de la religión de su tiempo fue
Voltaire.
Este tratamiento de la razón tuvo sus fuentes de inspiración en la filosofía de
Descartes, basada en la
«duda metódica», cuya primera regla del método era
«la evidencia indubitable» y en las leyes generales de la Física de
Newton.
- El Progreso al que sólo puede llegarse a través de la Ciencia en combinación con la técnica, permite el avance de la humanidad de manera evolutiva e indefinida.
- La Naturaleza, que es el origen de todo lo genuino, verdadero y auténtico. Sin embargo, es la sociedad la que pervierte y corrompe al hombre, bueno en estado natural. La principal figura que desarrolla el aspecto social de la Ilustración es Jean-Jacques Rousseau.
- La Felicidad, que es un bién al que todo hombre tiene derecho y constituye un fin en sí misma. La política es considerada como el «arte de hacer felices a los pueblos»
Formas de Difusión en la ilustración
El problema de la Ilustración es que solo caló entre un
sector muy minoritario de la población, pero a pesar de ello,
intentaron difundir y extender sus ideas de muy diversas formas:
- Las sociedades científicas, literarias o artísticas y las academias, apoyadas por los poderes públicos.
- Las sociedades de amigos del país, establecidas normalmente en las principales ciudades y capitales de provincia.
- Los Salones. Tertulias, cafés o reuniones de ilustrados para tratar sobre los más diversos temas.
- La Enciclopedia. Se elabora un diccionario ilustrado que recogía todo el conocimiento de la humanidad hasta ese momento.
Para la elaboración de la Enciclopedia se siguieron criterios estrictamente
científicos, lo que le acarreó la
oposición de los sectores más reaccionarios de la sociedad y por su puesto, la
persecución eclesiástica, entrando a formar parte de los libros prohibidos por la iglesia.
El Pensamiento Ilustrado
No se entendería sin antes poner en antecedentes de la situación en
Inglaterra y
Holanda durante el siglo XVII. Las evidencias se encuentran en Newton desde el punto de vista científico, «
Física Moderna» y en la Revolución inglesa de 1688 en sus aspectos políticos. Esta última implantó el parlamentarismo, que tanta influencia ejercería en
Voltaire y en Montesquieu.
Pensamiento Político
- Montesquieu: Teorizó sobre la división de poderes (Ejecutivo, Judicial y Legislativo). Siguiendo las teorías de Locke, considera que el hombre debe buscar la Libertad y para alcanzarla, es necesario limitar el poder de los príncipes absolutistas.
- Voltaire: Indagó en la libertad de pensamiento y abogó por una nueva religión (deísmo) que sustituyese a las reveladas (cristianismo, judaísmo, islamismo, etc). Repudió el excesivo poder del clero y propugnó una religión basada en la razón y el respeto, alejada del fanatismo y la intolerancia. Fue partidario de un sistema parlamentario que limitase el poder del monarca, así como de un profundo cambio en los valores de la sociedad de sus días.
- Rousseau: Hizo hincapié en el estudio de la Naturaleza y las relaciones sociales entre los hombres. El Hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad la corrompe y esclaviza, el hombre salvaje es feliz y libre, pero la civilización nace de la propiedad privada y entonces aparece la desigualdad y la pérdida de libertad. Pensaba que la educación constituía la mejor fórmula para desarrollar la bondad natural de las personas.
Pensamiento Económico
Se concretó en dos nuevas corrientes: la
fisiocracia y
liberalismo, que entraron en conflicto con el pensamiento imperante del momento, el
mercantilismo.
Mercantilismo:
Considera que la
riqueza de un país depende de la cantidad de oro y plata atesorable dentro de sus fronteras. Para acumular oro y plata es necesario incentivar las
exportaciones y reducir las
importaciones. Para conseguir esto último, se establecen altas tasas aduaneras que
encarezcan, los productos extranjeros y disuadan a los potenciales compradores de los mismos. Para poder exportar es necesario impulsar las
manufacturas. Éstas han de estar sometidas a una estricta reglamentación estatal.
El comercio debe desarrollarse mediante la creación de
compañías que dependan del Estado. A fin de conseguir los mencionados objetivos la economía ha de ser regulada por el
Estado. Su principal valedor fue
Jean-Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV de Francia.
La Fisiocracia:
Los fisiócratas sostenían que la riqueza de un estado hay que buscarla en la
naturaleza, más exactamente en la
agricultura. Las otras actividades económicas (industria y comercio) son consideradas estériles. La
riqueza circula mediante el trasvase de parte de las rentas de la clase productiva, los agricultores, a las clases improductivas.
Su principal teórico fue
François Quesnay, quien expuso sus ideas en la obra «Tableau économique», considerada una de las primeras obras sistematizadas de la ciencia económica.
El Liberalismo:
Para sus defensores, la riqueza del Estado no radica ni en la acumulación de metales preciosos, como propugnaba el Mercantilismo, ni exclusivamente en la agricultura, Fisiocracia, sino en la
libertad.
El Estado no ha de intervenir en la actividad económica, ha de dejar total libertad a la
iniciativa y a las
empresas privadas. Su principal teórico fue
Adam Smith (1793-1790), quien expuso su pensamiento en la conocida obra «La riqueza de las naciones».
Cuadro Resumen de la Ilustración o Siglo de las luces
La Ilustración en España e Hispanoamérica
Como hemos comentado anteriormente, fue en
Gran Bretaña, donde se dieron algunos de los rasgos esenciales de la Ilustración antes que en otros lugares. La ilustración se introdujo en
Francia donde se asentó y de allí fue difundiéndose poco a poco hacia otras zonas europeas como son los
Países Bajos, Italia, España y Portugal, el conglomerado germánico, Polonia, Rusia, Suecia, etc.
Real Academia de la Lengua Española
Las
colonias americanas también se hicieron eco de las ideas y el movimiento de la ilustracion, condicionado por el grado de desarrollo
ideológico y sociopolítico adquirido en el momento del lanzamiento de las nuevas ideologías y por el proceso interno seguido a lo largo de su desenvolvimiento.
Templo de la Compania de Jesus, en Guanajuato, Mexico
La Ilustración en España
El
movimiento ilustrado, como ya hemos comentado antes,
surgió en la Europa del siglo XVIII como una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad, que no derivaba de los textos sagrados ni de la «tradición», sino que quería constituirse como alternativa a éstos,
al «iluminar» las sociedades europeas para que abandonaran definitivamente
la ignorancia y la superstición y se basaran en
ideas racionales.
Si bien la decadencia profunda en que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una posterior eclosión, el auge dinámico de algunas de sus zonas geográficas como Cataluña, a lo largo del período y la actuación tímida, desde el poder político facilitaron la aparición de un nutrido y valioso grupo de ilustrados como
Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Cavanilles, Feijoo, Hervás y Panduro, Jovellanos, Mutis, etc., condicionado, no obstante, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento teológico tradicional.
La creación de las Reales Academias de la Lengua, de la Historia, de la Medicina o del Real Gabinete de Historia Natural (actual Museo Nacional de Ciencias Naturales), fueron algunos de los logros de la Ilustración española.
Retrato de Jovellanos, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en 1798, considerado uno de los más emblemáticos personajes de la Ilustración española. Este intelectual español accedió al cargo de ministro y emprendió reformas que no llegaron a consolidarse. En el fondo se aprecia una estatua de Minerva, diosa de la sabiduría, que parece estar «bendiciéndole».
En
el Diccionario de autoridades publicado por la Real Academia Española se definía
«luz de la razón» como «el conocimiento de las cosas que proviene del discurso natural que distingue a los hombres de los brutos», que iba unido a la
«luz de la crítica» o las «luces críticas», por cuanto «las luces», no solo remitían al cultivo de la inteligencia y al conocimiento adquirido por un reducido número de personas, sino también,
al uso crítico de la razón frente a los prejuicios heredados del pasado.
Diccionario de Autoridades
Aunque la Ilustración,
no fue una doctrina o un sistema filosófico, sino un movimiento intelectual heterogéneo. Los ilustrados compartieron una serie de principios, actitudes y valores estrechamente interrelacionados. Así para los ilustrados la razón era el instrumento esencial para alcanzar la verdad por lo que debían ser sometidas a
crítica todas las «verdades» heredadas de la «tradición», es decir, del pasado, especialmente aquéllas que se basaban en los prejuicios, en la ignorancia y en la superstición o en los dogmas religiosos.
En España el movimiento ilustrado sólo se difundió entre determinadas élites como eran algunos nobles, clérigos, algunos profesionales y miembros acomodados de la sociedad. Conviene recordar que
no toda la producción cultural de la decimoséptima centuria merece timbres de Ilustración.
El elitismo ilustrado y su relación con lo «popular»
Los ilustrados constituyeron una minoría, dinámica e influyente, pero minoría al fin y al cabo. Y, aunque los principios que defendieron llegaron a impregnar toda su época, el censo de los indiferentes, de los tradicionalistas y de
los enemigos de las Luces siempre fue mucho más grande que el de los partidarios del progreso, la razón y la libertad.
El sustantivo «ilustración» no se difunde en España hasta después de 1760, designando
un programa de instrucción, enseñanza, transmisión o adquisición de conocimientos en beneficio de una persona o de la sociedad en su conjunto.
Antes de 1760, se había utilizado el verbo ilustrar, aunque con un sentido diferente,
uno religioso y tradicional, ligado íntegramente a Dios y a la Fe.
El otro sentido que se le daba era el de «
dar lustre o esplendor». Así el abate Gándara en 1759, dando la bienvenida al nuevo rey Carlos III, se mostró convencido de que pronto se desterrará la desidia, se proscribirá la ignorancia, se adquirirán luces, se ilustrará el Reino.
Rey Carlos III
También hacia 1760 empezó a utilizarse al término «Siglo de las Luces» o «siglo ilustrado», aunque esta última expresión fue muy utilizada, en sentido peyorativo, por los que se
oponían a las nuevas ideas, como el fraile Fernando de Ceballos quien escribió en 1776 Demencias de este siglo ilustrado, confundidas por la sabiduría del Evangelio o el fraile
José Gómez de Avellaneda que escribió en el mismo año una sátira contra
Pablo de Olavide, titulada El Siglo Ilustrado. Vida de D. Guindo Cerezo, nacido y educado, instruido, sublime y muerto según las Luces del presente siglo.
Pablo de Olavide
Durante mucho tiempo
se creyó que el carácter «moderado» de las propuestas de los ilustrados españoles,
era un rasgo específico de España, pero los últimos estudios sobre la Ilustración europea han cuestionado la tradicional visión de ésta como la desencadenante del fin del Antiguo Régimen y han destacado que la Ilustración habría sido un movimiento esencialmente reformista.
Los ilustrados no aspiraban a modificar sustancialmente el orden social y político vigente, simplemente
pretendían introducir reformas que fomentasen lo que denominaron
pública felicidad y para ello deseaban involucrar a los grupos privilegiados en su materialización.
Vida de don Guindo Cerezo, nacido y criado, instruido y muerto segun las luces del siglo presente XVIII | Biblioteca Nacional de Colombia
Precisamente esta faceta reformista es lo que atraería la atención de los gobiernos absolutistas europeos dispuestos a impulsar el «progreso» pero sin alterar el orden social y político establecido.
Así los gobiernos se habrían servido de la Ilustración para dotar a sus planes de reforma económica, fiscal, burocrática y militar de una aureola de acendrada modernidad, justificando así, como necesaria e inevitable l
a creciente intervención del Estado en todos los órdenes de la vida social. Y por eso cuando algunos ilustrados traspasaron ciertos límites acabaron sufriendo en sus carnes el poder coercitivo del Estado.
Los ilustrados españoles
confiaron en que la Corona fuera la «impulsora» de la modernización cultural, social y económica que ellos propugnaban. Pero la Corona, por su parte, utilizó las propuestas ilustradas para lograr que su poder fuera incontestado y sin ningún tipo de cortapisas. Por eso la colaboración Monarquía-Ilustración fue a veces ambigua y contradictoria.
Grabado de la Ilustración Española y Americana, Sesión de la Academia española
Los gobiernos impulsarán las reformas siempre que éstas no sean demasiado radicales como para poner en peligro la estabilidad de todo el entramado del Antiguo Régimen. De ahí provendrán precisamente las mayores frustraciones para el movimiento ilustrado pues,
los reyes estuvieron más interesados por lo general
en el robustecimiento de su autoridad, en el perfeccionamiento de su maquinaria administrativa y en el engrandecimiento de sus territorios que en la proclamada felicidad de sus súbditos.
La mayoría de los ilustrados españoles «eran buenos cristianos y fervientes monárquicos que no tenían nada de subversivos ni revolucionarios en el sentido actual del término. Eran decididos partidarios de cambios pacíficos y graduales que afectaran a todos los ámbitos de la vida nacional, sin alterar en esencia el orden social y político vigentes. Es decir, r
eformar las deficiencias para poner España al día y en pie de competencia con las principales potencias europeas
manteniendo las bases de un sistema que no consideraban intrínsecamente malo.
Carlos III, un buen representante de la ilustración y el despotismo ilustrado
La campaña reformista de los ilustrados
tuvo que detenerse ante los privilegios de las clases dominantes, ante las estructuras del régimen absolutista y ante los anatemas de las autoridades eclesiásticas.
Tal vez la característica más específica de la Ilustración en España fue que todos los ilustrados se mantuvieron dentro del catolicismo,
no hubo ningún deísta entre sus filas, y por supuesto,
ningún ateo.
La Inquisición empleó la censura para evitar la difusión de ideas contrarias a la religión católica, y para ello elaboró los «index Librorum Prohibitorum et Derogatorum».
Esto es lo que ha llevado a algunos historiadores a hablar de una
«ilustración católica» en España en la que los partidarios de las «luces de la razón» fueron respetuosos con la
«luz divina», ya que para muchos de ellos «la razón y la religión compartían una misma «luz natural» que obviamente era obra del Creador.
El hecho de que
el catolicismo ortodoxo continuara siendo hegemónico, incluso entre las élites abiertas a las nuevas ideas, tuvo consecuencias negativas para la Ilustración en España ya que
los diversos discursos ilustrados provenientes de otros países, aquí
fueron con frecuencia censurados, amputados y tergiversados, a causa también de lo que se llamaba, la doble censura política y religiosa ejercida a través del Consejo de Castilla y por medio de la Inquisición, que apenas dejó espacio para una opinión independiente.
En 1756 el Santo Oficio prohibió «El espíritu de las leyes» de Montesquieu, por, según decían,
contener y aprobar toda clase de herejías», dificultó la difusión de la Enciclopedia y toda la obra de Voltaire y Rousseau, tambiñen fue prohibida.
«El espíritu de las leyes» de Montesquieu
A pesar de todos los empeños,
estas obras fueron conocidas en España gracias a la gran labor de unos libreros dispuestos a vencer el temor al Santo Oficio e importarlos para sus clientes.
Un ejemplo de la «ilustración católica» que intenta hacer compatible lo que dice la Biblia con los avances de la ciencia puede ser el siguiente fragmento de una obra del matemático y astrónomo valenciano Jorge Juan, publicada en 1774 en la que defendía la teoría heliocéntrica condenada por la Iglesia y la física Newtoniana, por lo que tuvo problemas con la Inquisición.
Jorge Juan, Astrónomo Marino
La llegada de la nueva dinastía borbónica, no aportó ningún cambio importante en el terreno científico, a excepción de una mayor centralización que supuso
la creación de la Real Biblioteca y la Real Academia de la Lengua.
La Ilustración en Hispanoamérica
A Hispanoamérica llegaron las ideas de la Ilustración a través de la metrópoli, tanto España como Portugal. En los ámbitos de la política y la economía, las reformas impulsadas por el despotismo ilustrado a finales del reinado de Fernando VI y durante el de su sucesor Carlos III,
tenían por objeto reafirmar el dominio efectivo del gobierno de Madrid sobre la sociedad colonial y contener o frenar el ascenso de las élites criollas.
Las autoridades españolas sometieron a una explotación más sistemática y profunda de las colonias, procurando además, fortalecer y aumentar la flota de guerra y establecer unidades del ejército regular español en las diversas regiones de América.
Influencia de la Ilustración en Perú
En la Nueva España, lo que hoy es México, en el ámbito de los colegios de la Compañía de Jesús, vemos surgir un importante grupo de científicos y filósofos ilustrados, encabezados por
José Rafael Campoy, que
defienden una clara separación entre la filosofía y las ciencias naturales, una mayor especialización en el estudio científico y una simplificación en el método de la enseñanza filosófica, evitando las sutilezas silogísticas, así como la sumisión incondicional a las autoridades.
José Rafael Campoy,
En este grupo de pensadores que trabaja principalmente en la Ciudad de México, Tepotzotlán, Guadalajara y Valladolid (Morelia), destacan:
- El historiador Francisco Javier Clavijero, que emplea un método histórico sistemático y sorprendentemente moderno.
- El filósofo Andrés de Guevara y Basoazábal, que se basa en Bacon, Descartes y los sensistas para plantear la necesidad de una filosofía moderna, justificar el método inductivo y experimental, y denunciar el abuso del método deductivo.
- El crítico de la escolástica Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos, defensor de la ciencia y de la modernidad, cuyo eclecticismo ilustrado está principalmente regido por los valores del buen sentido, la racionalidad, la tolerancia y la utilidad para el hombre.
En
el sur del continente, el pensamiento ilustrado tuvo un primer gran empuje en la Real Audiencia de Quito mediante la llamada Escuela de la Concordia, fundada en la ciudad de Quito por el
Dr. Eugenio Espejo y a la cual pertenecían nobles de la élite criolla y profesionales mestizos.
Eugenio Espejo fue un hombre de la Ilustración. Asimiló las ideas que los pensadores modernos hacían circular desde Europa.
Los pensamientos y debates surgidos en la
Escuela de la Concordia plantaron las primeras semillas de nacionalismo e independencia de Sudamérica, ya que de a partir de varios sucesos ocurridos con sus diferentes miembros, la ilustración se propagaría hacia el resto de territorios de los virreinatos de Nueva Granada y Perú.