Todas las personas, grupos y comunidades tienen una manera
específica de ver al mundo y comprenderlo, de relacionarse con
su entorno, de concebir los problemas y retos que enfrentan y de
responder a ellos, así como de asignar valor a sus recursos y reglas
para su disposición por sus integrantes, por lo que cada grupo social y comunidad tienen características específicas que los hacen
ser diversos.
No es lo mismo hablar de diferencia que de diversidad. Si hablamos de diferencia, tenemos un punto obligado de referencia.
Somos diferentes en algo específico. A menudo, este punto de
referencia queda establecido para todos de acuerdo con los criterios de un grupo determinado. Así, la historia nos dice que las
comunidades indígenas de México con frecuencia son evaluadas
de acuerdo con las diferencias que tienen respecto a las poblaciones no indígenas.
Cuando se usa el concepto diversidad, por el contrario, cada
persona, cada grupo, cada comunidad necesita hablar de lo que
es, de sus haberes, sus recursos, sus historias y proyectos, en suma,
de su identidad. Porque lo diverso se define en relación consigo
mismo y en relación con los otros, con los diferentes.
Todos y cada uno de los pueblos indígenas de México son diversos y esa diversidad es la que constituye una fuente de riqueza
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Campaña nacional por la diversidad cultural de México
para todos: ellos tienen propuestas para relacionarse con la naturaleza con respeto; tienen maneras propias de concebir los problemas y de resolverlos, cuentan con una gran variedad de puntos de
vista desde donde mirar los problemas del mundo; su vida diaria
nos ofrece modelos para establecer relaciones interpersonales y
sociales para vivir la reciprocidad, la solidaridad o la relación con
los antepasados y los que todavía no nacen.
También nos enseñan
con tenacidad y persistencia cómo la identidad asumida a fondo
es fuente de energía e insumo para la resistencia.
La nación mexicana tiene una gran diversidad sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. Podemos conocerla, fortalecerla, acrecentarla y enriquecernos con ella. Al relacionarnos con
respeto con sus descendientes, se convierten en fuente de originalidad y pluralidad, materia de innovación, creatividad, intercambio y enriquecimiento para todos.
Para la UNESCO, así como para
el género humano, la diversidad cultural es tan necesaria como lo
es la diversidad biológica para los organismos vivos, razón por la
que constituye un patrimonio común que pertenece a la humanidad y que debe ser reconocido y salvaguardado en beneficio
de las generaciones presentes y futuras, ya que también es fuente
de desarrollo económico, intelectual, moral y social. Asimismo,
considera que todas las culturas tienen el derecho a desarrollarse
en condiciones de igualdad por lo que identifica la permanencia
de la diversidad cultural como un derecho humano.